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2º LABIOS ENTREABIERTOS. PORTADA

  • Foto del escritor: LABIOS ENTREABIERTOS
    LABIOS ENTREABIERTOS
  • 21 abr 2018
  • 2 Min. de lectura

Unos dedos estilizados con uñas bien cuidadas pintadas en granate oscuro, movían el ratón haciendo que el cursor se deslizase por la pantalla.

―Estoy de las hojas de cálculo hasta las narices. Qué largos se hacen estos cierres.

»Ya son las once, debe estar a punto de pasar.

»Míralo, ahí está, acompañado del jefe de personal. Lleva la camisa algo más ceñida de lo habitual; esa no se la había visto antes; ¡Va, se la habrá comprado su mujer! ¡Cómo le queda! Parece que está más fibrado. Este invierno se ha machacado en el gimnasio. Las de publicidad se lo tienen que comer con la vista, con lo guarras que son. Se follan todo lo que se mueve. Pero con este van jodidas. En esta planta ha tenido varias proposiciones y no ha hecho caso a ninguna. El tonto debe estar enamorado de la estúpida de su mujer. Cabrona, con la cara de buena persona y su educación. Seguro que se lo tira todas las noches.

Apenas cierra la sesión con cierta urgencia, se incorpora de su silla y marcha escaleras abajo para luego entrar en el baño de señoras. Intercambia con una chica jovencita un ligero saludo y se encierra en uno de los lavabos.

―Joder con la falda, que de cintura me viene bien pero de caderas. Tengo que perder un poco, creo que estoy culona y no me gusta nada. A los tíos les pone mucho pero a mi fastidia. Y las estúpidas éstas, que no paran de darle a la lengua en cuanto algo no te queda bien.

Sentada en la taza del retrete, y consciente que está sola en el baño, sus dedos comienzan a jugar con su bello púbico.

―¿Cómo se follará a su mujer? Seguro que primero se la come, a todos los tíos les gusta una mamada. ¿Y luego? Es un buenazo, dejará que la imbécil se ponga encima de él y le coja las tetas. Y ella venga a moverse sujetándose de sus brazos, con fuerza, moviéndose rápido, sintiéndola bien adentro.

Y, de repente, la puerta del baño se abre y el sonido de unos tacones en el suelo inunda el mismo. Luego alguien abre el grifo, se lava las manos, entra en un lavabo y cierra la puerta desde dentro.

―Mierda de mañana, de día y… Y de vida, que no puede una ni correrse en tranquila.


 
 
 

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